El principio de cómo se forman las olas del mar se puede ver claramente con el siguiente experimento. Lanzando una piedra en una charca de aguas tranquilas se puede ver que, desde el punto en que la piedra ha chocado con el agua, agitándola, se irradian alrededor ondas circulares concéntricas. En el mar ocurre un fenómeno casi similar. En CurioSfera-Ciencia.com, te explicamos cómo se forman las olas en el mar.
Cómo se forman las olas en el mar
Pueden ser varias las causas por las que se producen olas en el mar. Todas ellas de diferente naturaleza. Alguna, incluso, catastrófica para el hombre. Vamos a verlas con detalle:
Olas formadas por el viento
El viento, al contactar con el agua salada del mar, forma al principio, ligeros encrespamientos, y después olas cada vez más altas. Cuanto más potente es el viento mayores son las olas y mucho más fuertes son los golpes que reciben los acantilados y rocas de las costas.
Éstas, una vez puestas en movimiento, continúan avanzando aunque el viento deje de soplar: su viaje puede alcanzar centenares de kilómetros y se detiene, de repente, ante una playa o un rompeolas. Una persona experta en mares, mirando desde la costa, deduce si las olas que se rompen a su lado provienen de cerca o de bastante más lejos.
¿Cómo lo sabe? Es muy sencillo: las olas “jóvenes”, las originadas por un viento local, son afiladas y encrespadas ya antes de llegar a tierra, y su cresta tiene el color blanco de la espuma. Por el contrario, las olas que proceden de lejos, son redondeadas y distantes una de otra, y se rompen pesadamente, con gran estrépito y fuerza, sólo cuando alcanzan los acantilados y la playa.
Olas formadas por maremotos
Además de por los vientos, las olas pueden ser provocadas también por terremotos originados en el fondo del mar (maremotos). Es un hecho poco frecuente, por suerte, pero las olas de los maremotos que así se producen causan a lo largo de las costas daños espantosos. Este fenómeno es conocido como Tsunami.
Una ola que en 1868 se abatió sobre la costa occidental de América del Sur arrojó varios barcos a cuatrocientos metros de la orilla, en tierra firme. Más reciente es el terremoto submarino en el océano Índico de 2004 que originó una serie de tsunamis que azotaron las costas del sur y sureste de Asia. Causando centenares de miles de muertos y cuantiosos daños materiales en países como Malasia, Indonesia, India, Sri Lanka o Tailandia.
Y aún más fresco en la memoria el Tsunami de Japón en 2011. Que causó más de 15.000 fallecidos y enormes daños materiales. Incluyendo el colapso de la central nuclear de Fukushima. Dejó también sorprendentes imágenes de barcos de gran tamaño a varios centenares de metros de la costa.
Pero lo más increíble de los maremotos es que, a pesar de moverse a grandes velocidades (más de 700 kilómetros por hora), no ocasionan daño alguno a los buques que navegan por alta mar. Esto sucede porque la ola originada por un terremoto submarino es muy larga y redondeada.
Olas formadas por mareas
Por otra parte, las olas no son los únicos movimientos del mar. Existen también las mareas y las corrientes marinas. En muchas playas puede ser observado fácilmente en qué consiste el fenómeno de las mareas: el nivel del mar se eleva y desciende en el transcurso de, aproximadamente, doce horas, y lo advertimos porque el mar se nos acerca y luego se retira varios metros.
Las mareas son originadas por el Sol y la Luna, que funcionan como enormes imanes: girando alrededor de la Tierra, cuando coinciden en una misma línea, atraen y luego en cierto modo rechazan el agua del mar.
En algunos lugares del planeta, las mareas son más sorprendentes que en otros. En las costas del sur de Europa, el mar crece y disminuye como máximo un metro, mientras en Bretaña (norte de Francia) alcanza los 13 metros, en Irlanda 16 metros, y en la bahía de Fundy, en Norteamérica, llega hasta 20 metros. Las mareas, en esa zona, pueden avanzar a velocidades apreciables: 10, 20 e incluso más kilómetros por hora.
Olas formadas por las corrientes marinas
Las corrientes marinas, al contrario, son menos visibles que las olas y las mareas; sin embargo, también existen, y las observó por vez primera Cristóbal Colón durante su célebre viaje del descubrimiento de América. Las grandes corrientes que recorren los océanos son verdaderos ríos en el mar. La más famosa es la corriente Nord-Ecuatorial, que más adelante recibe el nombre de corriente del Golfo, que traslada agua caliente desde Centroamérica hasta las costas del norte de Europa.
Si no fuera por esta corriente, que influye beneficiosamente en el clima, Gran Bretaña sería un país mucho más frío de lo que es en realidad. Menos agradable que ésta es la corriente del Labrador, que arrastra desde las heladas costas de Groenlandia una bella flota de “icebergs” que son montañas de hielo flotantes, y la lleva a través del Atlántico, con grave peligro para los barcos.
Qué altura puede alcanzar una ola
Las olas que se levantan en el mar durante las mayores borrascas tienen una altura y una violencia increíbles. Es difícil asegurar cuál es el récord de altura de las olas: los científicos hablan de 18-19 metros, pero marinos de todas las épocas cuentan haber visto con sus propios ojos olas todavía mucho más imponentes, casi de 40 metros de altitud.
El navegante Dumont d’Urville, por ejemplo, afirmó en el siglo XIX que había presenciado cerca del cabo de Buena Esperanza, el extremo meridional de África, una ola de 30 metros de altura. Tal cosa parecía imposible, pero en 1933 un barco americano, el “Ramapo”, durante la travesía del océano Pacífico, se halló en medio de una gran borrasca que duró siete días. Una noche el oficial de guardia avistó desde el puente una ola gigante que avanzaba tras la nave.
Por la altura del mástil mayor y la longitud del barco, se pudo calcular la elevación de dicha ola: 34 metros, tanto como una casa de siete pisos. Pero la terrible fuerza de las olas, más que en alta mar, se evidencia en las costas. El fragor de la tempestad que se forma a lo largo de la Tierra del Fuego, en América del Sur, se escucha a veces tierra adentro a treinta kilómetros de distancia.
Los guardianes de los faros, además, han soportado ciertamente con frecuencia, terribles tormentas. El de un faro americano relató que una ola llegó hasta la cima de la torre, a una altura de 60 metros. A un faro inglés, cuya linterna se hallaba a 90 metros sobre el nivel del mar, los fragmentos de roca destrozada por el salado mar le rompieron varias veces los cristales.
Tamaño, velocidad y potencia de las olas del mar
El tamaño, la velocidad y la potencia de las olas dependen de la intensidad, duración y dirección del viento. Debido a estas características ha sido adoptada una escala que indica el estado o “fuerza” del mar. Es la denominada escala Douglas que se subdivide en diez grados, del cero al nueve:
- Fuerza cero: la mar está lisa como una balsa de aceite, es decir, “calma”.
- Fuerza uno: señala “mar rizada”.
- Marejadilla.
- Marejada.
- Fuerte marejada.
- Gruesa.
- Muy gruesa.
- Arbolada.
- Montañosa.
- Fuerza nueve o “enorme”: que representa la tempestad oceánica más violenta, frecuente en algunos mares.
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